Camila llegó hace poco más de un año en compañía de su madre biológica: Laura. Cuando las dos llegaron, Camila aún no había nacido, pero estaba muy cerca de hacerlo. Desde ese mágico primer momento en que Camila abrió los ojos a este mundo, ha estado llena de amor. Todos y todas en la aldea se la turnan para cargarla, para consentirla y mimarla. Y, por supuesto, para cuidarla cuando Laura debe irse a estudiar.
Hoy en día, Camila recorre paso a paso algunos lugares de la aldea. A medida que pasa el tiempo, va cogiendo confianza e impulso para explorar el mundo que la rodea. Camila es el orgullo de su mamá, de su tía SOS y de muchos jóvenes en la aldea. ¡Es un rayo de sol que le da vida a su casa!
Camila es la fiel compañera de Anais cuando está haciendo sus prácticas de estudio. Ya que Laura está estudiando Estética, mientras termina el bachillerato, practica hacer manicuras a sus amigas de la aldea. Uno de los estilos que mejor sabe hacer es el francés y algunas decoraciones sencillas. Mientras Laura lima, limpia y pinta las uñas, Camila está ahí, junto a ella, siempre observante y tranquila.