El reto de ser una madre SOS en Aldeas Infantiles
Mamá SOS – mayo 3 2012

El reto de ser una madre SOS en Aldeas Infantiles

Visitar una de las casas que componen la Aldea Infantil de los Jardines del Norte es un ejemplo de la entrega y el amor que pueden reinar en una familia, donde todos en un principio se sienten como desconocidos, por llegar de lugares diferentes. Sin embargo, todo para los pequeños que llegan a la aldea cambia por el ser especial que les colma de sentimientos de hermandad y con su protección los aleja de la soledad y el desamparo de las calles oscuras y los duros trabajos que  muchos realizaban para sostenerse. Lo más común entre todas estas  madres SOS, es  que para llegar a realizar esta motivadora encomienda, no solo se presentan a la aldea por vocación, porque les gusten los niños, por recomendación  o por necesidad, sino que su capacidad debe ser reconocida para la tranquilidad de todo el equipo de trabajo de la institución infantil, y mucho más para el cuidado y el bienestar físico, mental y emocional de cada niño.

Para ello, según lo explica con ternura la facilitadora familiar de la aldea, Ileana Ortega,  las condiciones son que sean madres de hijos ya grandes, viudas o que no tengan hijos; estas mujeres son sometidas a una rutina de capacitación y entrenamiento de tres años, tiempo en el que reciben diversos talleres y todos los detalles del funcionamiento del programa; colaboran por temporada como tías de los niños, en un primer momento son tía rotativa, luego encargada y al final reciben el título de madre, cuando está totalmente lista para ir a vivir con los niños. Estas sirven de apoyo durante el tiempo de preparación cuando las madres están de vacaciones o tienen días libres.

Chile es el primer y hasta ahora único país donde se reconoce la labor que realizan las madres SOS en las Aldeas Infantiles como una profesión.

Beneficios

Estas solidarias mujeres reciben un incentivo mínimo de aproximándote 10 mil pesos no como un sueldo, sino como un aporte para su uso personal, las que más tiempo tienen en la aldea, reciben más, según lo relata Jenry farfán, asesor de Desarrollo de Fondos de Comunicaciones, quien se ha entregado intensamente a la labor de tocar puertas en busca de ayudas económicas para el sustento de la entidad.

Para su recreación cuentan con cuatro días libres al mes, espacio que aprovechan para visitar sus familias y descansar; y unas vacaciones al año de un mes. Durante esta ausencia de la madre en la casa, los niños quedan bajo el cuidado de una tía rotativa o encargada, quien es monitoreada y a la vez evaluada por el personal de entrenamiento que la esta capacitando.

Los hijos

Niños que han formado parte de la aldea desde que tenían cinco años, ahora tienen 13 o más. Es el caso de Jesús, quien se siente como en una verdadera familia en el hogar que preside Nadiuska; está en la escuela en quinto grado y aspira a ser arquitecto por que le gusta construir e inventar.

De igual forma, Pamelia quien está al cuidado de la tía Santa, tiene 14 años, y llegó a la aldea a la edad de 5; en el momento en que atentamente veía una telenovela acompañada de su madre, dijo sentirse contenta y conforme con todas las atenciones que recibe en la aldea.

Como ellos, otros niños también disfrutan el permanecer en una familia SOS y todos tienen historias diferentes que narrar y la razón por la cual están ahí.

Captación de niños

Los niños pueden llegar a la aldea desde la edad de 0 hasta 9 años, ya que en esa primera etapa de vida es cuando están más vulnerables para inculcarles una educación y formación, según lo establecen los estatutos de la entidad. Por esta razón, es que entienden que en el hogar solo estan las madres y los hijos, sin la figura  paterna, por que ella es quien teien más capacidad para crear, educar y convivr con los pequeños.

Este reclutamiento se realiza mediante una trabajadora social, en este caso, Milagros Dámaso, quien reveló que semanalmente se integran niños a la aldea, y que estos llegan por recomendación de personas y por el Consejo Nacional de la Niñez (CONANI).

Para llevar a acabo este precedimiento, se dirigen a monitorear todo el entorno del niño o niña para el cual solicitan acceder a la aldea, y si entienden que este no tiene la urgencia de pertenecer al progrma de familia SOS, se recomieda lo que según ellos es más conveniente.

Asimismo, se les hace un trabajo social para saber si sus familiares (si los tienen) reúnen las condiciones necesarias para que los niños vayan de vacaciones. Los familiares pueden también visitarlos siempre en la aldea.

Convivencia

En el interior de cada casa y de la aldea  los niños y niñas realizan labores diarias como ayudar a las madres en los quehaceres del hogar: limpiar, barrer el patio, lavar, arreglar sus ropas y sus dormitorios, entre otros. Farfán dice que se les enseñan estas labores para que estén capacitados en el momento que tengan que abandonar la aldea para emprender su propia vida como seres independientes y sean ordenados en todo lo que hagan.

Como debe ser, estos se dirigen a la escuela diariamente a recibir el pan de la enseñanza que tal vez no  adquirían en sus otros estilos de vidas. Algunos están en horas de la mañana y otros en la tarde; esto para mayor facilidad de las madres al momento de ayudarlos a preparar.

Las madres se encargan de supervisarles las tareas ayudarlos, prepararles  los alimentos a la hora adecuada, cuidarlos y brindarles todas las atenciones médicas cuando estos se  enferman, orientandolos en el caminos de la obediencia.

Tanto las hembras como los varones tienen sus propias habitaciones separadas y también sus baños, para el cuidado de sus intimidades. 

De cara a fortalecer familias en el país

Las Aldeas infantiles SOS en Repíblica Dominicana no solo se dedican a trabajar en el modelo de brindarle una familia real a niños desprotegidos y abandonados de la sociedad en su programa Familia SOS, sino que también tienen el interés de velar por el desarrollo social e intelectual de los niños que llegan a la aldea y se convierten en adolescentes y jóvenes, y para esto, desarrollan otros programas.

Uno de estos es el de las comunidades juveniles, las cuales son el espacio al que se envían, sin separarse de su madre, los adolescentes de 15 años que convivian con sus hermanos en la aldea, según lo exlica Jenry Farfán, director del departamento de Desarrollo  Fondos y Comunicaciones; ya que han sobrepasado la etapa de la niñez.

indicó que aquí se les da seguimiento para que continúen en la escuela y  se les ayuda para que realicen cursos técnicos para su preparación. Estos van a la casa de su madre en la aldea, los fines de semana y en vacaciones.

Los centros sociales o comunitarios son parte del programa de fortalecimiento de las familias de origen, donde trabajan con comunidades vulnerables a la desprotección familiar para prevenir el abandono y promover la integridad de las familias, a través de diversos servicios destinados a encaminar el desarrollo de las capacidades para asegurar una mejor calidad de vida a los niños. Estan ubicados, tres en Los Mina y tres en Santiago de los Caballeros.

Y las ayudas posteriores son el aporte que brinda la institución a los jóvenes egresados de la aldea, quienes ya han salido de los programas mencionados y  necesitan  colaboración para emprender su camino como entes independientes, fuera de la aldea, por lo que la entidad a través de este proyecto los ayuda hasta que puedan estabilizarse y costear todos sus gastos, procurando que se conviertan en profesionales preparados capaces de sobrellevar sus vidas y formar familias, donde pongan en práctica lo que aprendieron en la aldea.

Isabel Leticia Leclerc

Santo Domingo www.listin.com.do