julio 6 2020

La importancia de ser papá: los hombres en la crianza de los niños y las niñas.

En el marco del aniversario 71° de Aldeas Infantiles SOS, nos acompañaron Carlos Iván García, doctor en ciencias sociales, niñez y juventud y experto en género y masculinidades y, Edgar Contreras, sociólogo con especialización en educación y desarrollo familiar, en una transmisión en vivo, a través de Facebook, para conversar acerca del rol de los hombres en la crianza de sus hijos e hijas y en el hogar. En el marco del aniversario 71° de Aldeas Infantiles SOS, nos acompañaron Carlos Iván García, doctor en ciencias sociales, niñez y juventud y experto en género y masculinidades y, Edgar Contreras, sociólogo con especialización en educación y desarrollo familiar, en una transmisión en vivo, a través de Facebook, para conversar acerca del rol de los hombres en la crianza de sus hijos e hijas y en el hogar.

A lo largo de la historia, el rol de los hombres en la familia se ha visto ligado al sustento económico. Desde el inicio de los movimientos feministas, diversos grupos, de hombre y mujeres, se comenzaron a preguntar acerca del papel masculino en los roles tradicionales y cómo estos dejaban a los hombres como productores y a las mujeres como las encargadas del cuidado del hogar. Así es como, a finales de la década de los 90, se comienzan a constituir ideas sobre las nuevas masculinidades y la idea de paternar, un concepto que abarca la presencia masculina en la crianza, como lo afirma Carlos Iván García “el papel del padre hasta entonces, tenía más bien que ver con la ausencia. En los 90 comienza a usarse la idea de paternar, aludiendo al involucramiento no solo económico, sino afectivo, como un asunto de responsabilidad y de goce frente a la crianza de los niños y niñas”.

Las prácticas culturales, además, han dejado al hombre en un lugar en el que son vistos como poco emocionales e insensibles y se ha intensificado esa mirada en la que su papel está centrado en la autoridad y en la implementación de normas, práctica que se evidencia con “esta idea de las madres espere que le voy a decir a su papá, cuando los niños cometen alguna falta, esperando que el padre sea el castigador, el que impone normas, también hace parte de este modelo tradicional”, afirma Carlos Iván García.

Ahora bien, en medio de la pandemia por Covid-19, las dinámicas de los hombres han cambiado. El estar en casa ha implicado nuevas prácticas en las que sus acciones ya no se dan únicamente fuera del hogar, por el contrario, deben permanecer la mayoría del tiempo en casa, lo que trae consigo una mayor implicación en las tareas domésticas y en la crianza de los niños y las niñas y, a su vez, un incremento en los casos de violencia intrafamiliar que intensifican los conflictos familiares. Sin embargo, esto se puede convertir en una oportunidad para que se resignifique el hogar, como lo afirma Edgar Contreras “pasar de qué jartera llegar a la casa a qué alegría poder estar con mis hijos en la casa, ayudarlos a hacer las tareas y desde ahí construir lo que queremos dejar a nuestros hijos y darles un sentido de vida”. Sin duda alguna, esta es una labor de corresponsabilidad entre hombre y mujer y, es también una invitación a que se construyan vínculos afectivos y, a partir del significado de familia, se dejen atrás las construcciones patriarcales que han marcado a la sociedad.   

De la misma manera, la corresponsabilidad frente a los oficios domésticos se articula con el rol de crianza. No se trata de “colaborar” con el cuidado de los hijos e hijas, pues desde esta narrativa se asume que ello es únicamente una responsabilidad femenina y como lo afirma Carlos Iván “la idea de la corresponsabilidad en casa y el ejercicio de la paternidad activa está expresando nuestra capacidad como adultos funcionales para enfrentar algo que es simplemente humano: es el involucramiento afectivo, emocional, de soporte, de comunicación y de diálogo a lo largo del ciclo de vida de los hijos”.

Es importante resaltar que la vinculación de los hombres con la crianza de sus hijos e hijas tiene múltiples efectos positivos. Aquellos hombres que ejercen una paternidad activa, gozan de una vida más satisfactoria y feliz y, de la misma manera, los niños y niñas gozan de un desarrollo integral.  Sin duda alguna, comenzar a ejercer estos roles en el hogar, cimentará las bases con las que los niños y niñas se desarrollarán en su adultez y además, contribuirán con la construcción de una sociedad igualitaria.