octubre 26 2021

La familia en el desarrollo integral en la segunda infancia 

Siguiendo nuestro especial sobre la familia y su acompañamiento en el desarrollo de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, hoy nos centraremos en el período conocido como la segunda infancia, esto para que tanto las familias como las personas que ejercen roles de cuidado puedan conocer con mayores detalles qué tipo de desarrollo se da en esta etapa de la vida, así como qué actitudes aparecerán. 

¿Qué es la segunda infancia? 

El período conocido como la segunda infancia comprende de los 6 a los 12 años, esta etapa es tranquila y de grandes logros en la vida del niño o de la niña, ya que es allí donde la interacción social adquiere una mayor importancia.  

Por otro lado, en esta etapa el desarrollo motor tiene grandes cambios en el movimiento en lo referente a precisión, agilidad, flexibilidad, equilibrio, velocidad, fuerza muscular y resistencia. Estos avances los notaremos en los juegos y actividades de los niños o niñas. 

¿Cuáles son las conductas que aparecen en la segunda infancia? 

Las conductas logradas en este período se pueden resumir en el siguiente listado: 

  • Participan en juegos de equipo y son capaces de asumir responsabilidades. 

  • Rinden cuentas de sus gastos y administran su dinero. 

  • Dejan de creer en los reyes magos, el ratoncito Pérez, y otros personajes imaginarios. 

  • Saben leer la hora en el reloj. 

  • Saben leer y escribir. 

  • Juegan y se entretienen con sus cosas un tiempo, dedicando otro a sus amigos y amigas. 

  • Se sienten más responsables de sus actos y pertenencias. 

  • Saben lo que está bien y lo que está mal. 

  • Comprenden conceptos como: verdad/mentira, justicia/injusticia, errores personales/ 

errores de los demás. 

Puntos clave para acompañar en la segunda infancia 

En este período los propósitos de guiar a los niños o niñas son: 

  • Desarrollar un comportamiento cada vez más autónomo. 

  • Tener tolerancia a la frustración. 

  • Entender que la vida tiene sus riesgos, y no siempre se consigue lo que se quiere y esto no nos debe hacer infelices. 

Para tener en cuenta 

No hay una edad exacta para considerar la segunda infancia, pero en general se piensa entre los 6 y el inicio de la pubertad. Esta es la etapa de la escuela primaria y de los aprendizajes básicos de su cultura, por ejemplo, leer y escribir. Por eso, resulta fundamental en esta etapa de la vida inculcar hábitos que impactarán en su vida adulta. 

Así mismo, es fundamental en esta época valorar sus esfuerzos, felicitarlo cuando algo le sale bien y ayudarlo cuando algo le cuesta. Es importante que el padre, madre o referente de cuidado acepte al niño/a tal como es, sin intentar cambiarlo ni juzgarlo. Así, el niño o la niña podrá empezar a regular su autoestima lo que le brindará confianza y seguridad en sí mismo. 

También cabe resaltar que, en esta etapa, no solo son importantes los modelos de adultos de identificación familiares y extrafamiliares, sino que también son fundamentales los modelos de amistad entre pares, por ello es común que los niños se junten por sexos, las niñas con las niñas y los niños con los niños. Suelen ser estrictos con las normas y las reglas del grupo al que pertenecen y también crueles entre sí, por ejemplo, usando apodos descalificadores entre ellos. 

Otro de los elementos claves en esta etapa de vida es el juego, porque a través del mismo el niño o niña, comienza a ensayar diferentes roles y aparece la imposición de normas junto con la posibilidad de elaborar psicológicamente situaciones temidas como separarse, crecer e ideas de muerte, entre otras. Sin embargo, en los últimos tiempos, la proliferación de la TV, el computador o las consolas de juego, así como el acceso a las redes sociales hacen que el niño cada vez imagine menos y se dirija hacia un pensamiento más concreto; en este sentido es importante que los padres, madres y referentes puedan “equilibrar” la balanza incitando al niño a jugar en el terreno de la imaginación. 

Otro factor a considerar en esta etapa es la instauración de los juicios morales, como el deber ser o el cumplir con las responsabilidades sin esperar premio o recompensa. También comienzan a aparecer los diques morales o anímicos, como la compasión, el asco y la vergüenza, que son fundamentales para la vida en sociedad.