Hermann Gmeiner: el joven que tuvo un sueño lleno de coraje y empatía 
abril 25 2025

Hermann Gmeiner: el joven que tuvo un sueño lleno de coraje y empatía 

Primeros años: entre el duelo y el apoyo familiar 

El 23 de junio de 1919 nació Hermann Gmeiner en una numerosa familia de agricultores en Austria. Al crecer fue un niño estudioso y talentoso quien ganaría una beca para asistir a la escuela. Sin embargo, sus primeros años estuvieron marcados por un hecho desafortunado: el fallecimiento de su madre. Como lo contaría más adelante, este hecholo marcó profundamente y ante este suceso su hermana mayor Elsa asumió el cuidado de él y de sus hermanos.  

La juventud: “ayudar significa actuar” 

Los años pasaron y llevaron al joven Herman Gmeiner, estudiante de medicina, a experimentar las vivencias crudas, violentas y terribles de la guerra. Como soldado en Rusia fue testigo de la realidad de cientos de niñas y niños que quedaron sin el cuidado de sus familias después de la SegundaGuerra Mundial. Al presenciar esta realidad, sin titubear, emprende una acción para transformar esta situación, porque creía firmemente en que la ayuda no puede ser efectiva, si existen niños y niñas que crecen lejos de una familia. Así que allí nació un sueño audaz, intrépido y que germinaría en lo que hoy conocemos como Aldeas Infantiles SOS. 

Un proyecto lleno de propósito  

Fue así que Hermann fundó en 1949, con 600 chelines austríacos (aproximadamente 40 dólares estadounidenses), Aldeas Infantiles SOS, un proyecto con la convicción clara de transformar e impactar la vida de niñas y niños.  

Ese mismo año este joven junto con compañeras y compañeros estudiantes, empezaron a edificar un proyecto de cuidado, uno alternativo a los orfanatos que acogían a niñas y niños que perdieron el cuidado de sus familias a causa de la Segunda Guerra Mundial. Se construye entonces la primera aldea ubicada en Imst, Austria, así lo relataba Hermann Gmeiner: “Cuando empezamos esta obra no teníamos dinero y éramos desconocidos, pero teníamos una cosa: la fe de saber que el camino que queríamos seguir era acertado y necesario”. 

Es por ello, que en sus inicios fue el propio Hermann Gmeiner quien dirigió la aldea infantil SOS en Imst, organizando reuniones con las madres sustitutas y las niñas y niños. Podemos recordar a la primera madre sustituta de Aldeas infantiles, ella fue Franziska Fahlenbeck quien estaba divorciada y llegó con dos hijos propios, en aquella época esto desató resistencias, pero ella al igual que el fundador se caracterizó por la audacia y el deseo de transformación. 

De igual forma Hermann Gmeiner para obtener los fondos necesarios para la creación de este proyecto, ideó una recaudación basada en una idea que desencadenó una ola de ayuda, esta idea se basaba en pedirle a muchas personas únicamente un chelín austriaco al mes. Igualmente, recordamos la estrategia que permitió la expansión de Aldeas Infantiles SOS, esta fue realizada en Corea del Sur en 1963, en la que vendió a numerosos donantes granos de arroz, un arroz que simbolizaba felicidad y prosperidad y que tenía un valor de un dólar por cada grano. Esta peculiar forma de recaudar permitió la construcción de la primera Aldeas Infantil coreana en Daegu y también fue el primer paso para que luego existieran en Asia, América Latina y África. 

La primera piedra que comienza el gran sueño de Aldeas Infantiles SOS 

El primer año de este proyecto de cuidado sumó la sinergia de otras personas dispuestas a ayudar, lo que hizo que recibieran terrenos donados por el municipio de Imst y allí, un año más tarde, en 1951, se inauguraron las instalaciones de la primera aldea. Esta fue el primer hito para un proyecto que fue creciendo y replicándose en otros países como Francia, Italia y Alemania. En los setenta ya había trascendido continentes llegando a distintos países de América Latina. A Colombia llegó en 1971. En palabras del fundador de Aldeas Infantiles SOS : “El éxito de la primera Aldea Infantil constituyó una sorpresa, y fue necesario ampliarla mucho más allá de los límites previstos. Tras ellas vinieron otras aldeas, esto gracias al apoyo. Aldeas Infantiles SOS se propagó por todo el mundo, afianzándose tanto en Europa como en otros continentes”. 

El legado de Herman Gmeiner 

Herman Gmeiner dedicó su vida a ayudar a niñas, niños, adolescentes y jóvenes, para que crecieran en entornos seguros, amorosos y protectores. Falleció en Innsbruck en 1986, pero el legado que dejó ha impactado cientos de vidas en más de 138 países en estos 76 años de crecimiento. Aún las palabras de ese joven sensible y audaz son el corazón de la organización: “Ayudar significa actuar”. Por eso, Aldeas Infantiles SOS es una organización que sigue transformando vidas alrededor del mundo a través del cuidado familiar. 

 

Aldeas Infantiles SOS es una ONG con presencia global. En Colombia trabaja en varias regiones del país donde brinda apoyo e impulsa los proyectos de vida en niñas, niños, adolescentes y jóvenes; así mismo fortalece las capacidades de cuidado, protección y crianza de familias.