5 prácticas diarias para mejorar la convivencia familiar
noviembre 14 2023

5 prácticas diarias para mejorar la convivencia familiar 

En esta ocasión conversamos con Lina Arana, asesora Nacional de Desarrollo Técnico Programático sobre un tema muy importante para los hogares: la convivencia familiar, ella nos compartió 5 prácticas diarias que pueden incorporar en su día a día las familias, conócelas aquí. 

5 hábitos para mejorar la convivencia familiar 

1.Un diálogo empático, que acepte la diferencia y cuya base sea la escucha 

Lina Arana resalta la importancia del diálogo entre quienes integran la familia o cualquier grupo social, ya que resalta que, si bien en este caso estamos hablando de la convivencia familiar, es justamente en este primer grupo social donde nos desarrollamos y aprendemos a interactuar con otras personas, lo que nos prepara precisamente para cuando tengamos que desenvolvernos en otros tipos de grupos, como en lo comunitario, en el ámbito educativo o en el laboral. 

Por ello, lo que recomienda como un hábito para mejorar la convivencia familiar es el diálogo que debe estar permeado de empatía, escucha y también de tolerancia hacia la diferencia, porque si no hay escucha, no hay empatía, no se tolera la diferencia, muy difícilmente se va a llegar al consenso o a los acuerdos que precisamente son necesarios para una convivencia familia sana. 

Ella resalta que en este diálogo hay que hacer partícipe a los niños, niñas y adolescentes, no verlos como objetos de cuidado y protección sino más bien como sujetos protagonistas de su propio proceso de desarrollo y de exigibilidad de derechos, que si bien requieren del acompañamiento de quien cuida, es primordial su participación y cooperación. 

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2. Espacios de compartir 

También resalta la importancia de generar espacios donde se pueda compartir con todos los integrantes de la familia,  estos espacios deben permitirnos conocer sus intereses, pensamientos y sus sentimientos sobre distintas cosas de la vida, permitiendo tanto que se dé un compartir desde la diversión, el esparcimiento, pero también  que esos espacios sirvan para conocer a la otra persona, esto generará un autoconocimiento, lo que permitirá saber, por ejemplo, qué le disgusta al otro, qué le gusta, qué piensa sobre ciertas temáticas de la vida cotidiana y también cuál podría ser su actuar frente algunas situaciones. 

3.Respeto mutuo 

El tercer consejo que resalta Lina Arana es aplicar el respeto mutuo que, precisamente, nos permita tener una escucha desde la comprensión, más que desde el juicio y que nos permita evitar actos violentos, inclusive violentos en términos verbales, porque si aseguramos que hay respeto a la dignidad y a los derechos humanos de la otra persona, pues muy seguramente la convivencia y el compartir va a estar mediado por prácticas que cuidan. 

4.Acuerdos equitativos y justos 

Así mismo, Lina agrega la importancia de llegar a unos acuerdos equitativos y justos en familia, esto respecto a lo que se piensa construir y lo que implica la convivencia. Esos acuerdos se ven en casos puntuales como en la organización de la casa, el mantener los espacios seguros, cuando cada integrante respeta la relación con la autoridad que, en este caso, podría tener mamá, o papá, o quien cuida. Dentro de la construcción de estos acuerdos es necesario reconocer la repartición de tareas, el reconocer que existen deberes, a su vez que existen derechos, y en ese sentido fijar unos tiempos, así como también respetar la forma en que cada integrante lleva cabo estas tareas.  

Los acuerdos también pueden tratarse sobre el respeto a la privacidad, estableciendo estos límites con la consciencia, por ejemplo, de que una hija o hijo está bajo la orientación de una persona adulta para fijar límites y evitar riesgos, ya que esta persona es la encargada del cuidado y protección. 

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5. Reconocer y reparar cuando los acuerdos no se cumplan  

El siguiente elemento que Lina Arana propone como un elemento primordial para la convivencia familiar, es el reconocer y reparar cuando no cumplimos esos acuerdos, ya que estos acuerdos deben contar con seguimiento.  De ahí que en caso de que no se cumplan es clave reconocer, así como reparar las actitudes que pueden estar generando malestar al interior del grupo familiar, o que, por ejemplo, pudieron haber generado algún tipo de daño a algún otro. 

Ahora bien, un elemento clave dentro de los acuerdos, su seguimiento y cumplimiento es que todos los integrantes de la familia participen en su creación, porque si esos acuerdos que estamos conversando son impuestos sin la reflexión, sin la comunicación no van a tener sentido para algunos miembros de la familia y, en los niños, niñas y adolescentes esto puede afectar su desarrollo como persona.  De ahí que la convivencia remite a pensar cómo habitamos el mundo con otro, y ese otro puede ser un familiar, pero también puede ser un compañero/a de trabajo, un amigo/a o una pareja. 

 

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*Lina Arana: Trabajadora Social y Especialista en Infancias y Juventudes. Actualmente, cursa la Maestría en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad Del Valle. Es miembro del Grupo de Investigación de Estudios de Familia y Sociedad de la Escuela de Trabajo Social y Desarrollo Humano de la Facultad de Humanidades, en la misma universidad. Con más de 6 años de experiencia en el sector de protección de familias, niñez y adolescencia, sus áreas de interés incluyen género, cuidado y migración.