Sociedad igualitaria y equitativa
agosto 22 2023

Sociedad igualitaria y equitativa

“La igualdad es una necesidad vital del alma humana. La misma cantidad de respeto y de atención se debe a todo ser humano, porque el respeto no tiene grados”

Simone Weil, filósofa francesa

 

Siempre que hablamos acerca de la perspectiva de género, y la forma en la que esta se materializa en nuestro diario vivir, surge un debate conceptual respecto al objetivo de la implementación del enfoque de género, la interseccionalidad y el objetivo hacia el cual planeamos llegar, como sociedad. ¿Cuál es la diferencia entre igualdad y equidad? ¿Debemos ser sociedades igualitarias, o equitativas? ¿Por qué en algunos espacios se habla de igualdad de género, y en otros de equidad de género? ¿Qué tiene que ver esto con las políticas públicas? ¿Por qué hablar de este tema, desde una organización como Aldeas Infantiles SOS Colombia? En este breve texto, reflexionaremos sobre estas preguntas, a la luz del enfoque de género, de su historia, su presente, y su proyección hacia el futuro.

¿Por qué es importante hablar de esto?

Históricamente, nuestra sociedad occidental ha funcionado bajo un sistema sexo/género que atribuye una correspondencia de nuestro sexo biológico, a nuestra identidad de género. Esto significa que, si nacemos machos, la sociedad directamente asume que somos hombres, de la misma forma que si nacemos hembras, se sobreentiende directamente que somos mujeres. Sin embargo, si bien la categoría de sexo, ligado a nuestras características, genitales, gonadales y hormonales, obedece a características biológicas, nuestra sociedad ha designado otro tipo de categorías, ligadas a lo que se espera de un macho o una hembra en su desenvolvimiento social. Estas categorías son, precisamente, la de hombre, para los machos, y mujer, para las hembras.

Lo más importante que debemos entender en este punto, es que las categorías de hombre y mujer son construcciones sociales y culturales que cambian y se transforman en el paso del tiempo, y dependiendo del lugar o el contexto en el que nos encontremos. En definitiva, no son categorías estáticas, ni mucho menos ligadas directamente a la biología o a la naturaleza. Una cosa es nuestro sexo biológico, y otra muy diferente, e incluso independiente, es nuestra identidad de género, es decir, el género con el cual nos identifiquemos, independientemente de nuestro sexo biológico.

Ahora bien, entendiendo lo anterior, es importante mencionar que nuestro contexto social y cultural, desde hace muchos siglos obedece a un sistema patriarcal, es decir, se le da una mayor preeminencia, importancia o relevancia al papel del hombre en la sociedad, y se limita el papel de la mujer, desde muchas perspectivas, ya sea la toma de decisiones, la política, el poder, el deporte, y muchas más. Este tipo de funcionamiento de la sociedad no tiene nada que ver con características biológicas que hagan a un sexo superior y a otro inferior, sino a los roles que se le asignan en la sociedad a cada uno de los géneros. A esto es lo que denominamos roles de género, y de la misma manera, son móviles, cambiantes y se transforman, aunque en el desarrollo de nuestro contexto social y cultural, esto se ha desarrollado mayormente dentro del mismo sistema patriarcal.

¿Igualdad o equidad?

En todo el desarrollo de nuestra sociedad, distintas voces se han alzado para promover cambios en su funcionamiento patriarcal, y en el sistema sexo/género. Ante esto, se resalta la lucha política y civil de gran cantidad de mujeres, que se han opuesto al funcionamiento de la sociedad que las contenía, y han contribuido al cambio de paradigma. En este punto, es importante destacar el movimiento feminista, internacional, regional y local, el cual, en una lucha sostenida de más de 300 años, ha ido logrando cambios paulatinos en la sociedad patriarcal.

Para poner en perspectiva estos cambios, recordemos que, en nuestro país, hace tan solo 100 años, a las mujeres no se les reconocía el derecho a estudiar en una universidad, a recibir un salario, a heredar, a tener un documento de identidad, a votar, a tener un cargo público, entre otros muchos derechos que, para los hombres se asumieron desde la misma independencia y que, a las mujeres, por medio de luchas constantes, se les han ido reconociendo paulatinamente.

Por lo anterior, es que el objetivo final de toda lucha política, civil, institucional, organizacional y académica es la igualdad de género, es decir, llegar a un escenario en el cual todas las personas, independiente de su sexo, identidad de género, orientación sexual o expresión de género, tengan exactamente los mismos derechos, y sean tratados de la misma forma por la sociedad y las personas. En pocas palabras, la igualdad de género apunta al desmonte total de la sociedad patriarcal, y a llegar a un punto en el que las variables relativas al género no sean factores que afecten, diferencien o determinen las oportunidades, expectativas, roles o fines de las personas. No en vano, la Igualdad de Género es el Objetivo de Desarrollo Sostenible # 5, de la Organización de las Naciones Unidas.

Sin embargo, la igualdad de género es el objetivo al cual debemos llegar como sociedad, pero al cual, lastimosamente, aún no hemos llegado. Esto significa que toda esta lucha, de la cual hemos hablado en este artículo, comenzó, se ha dado, y se sigue dando en el marco de la misma sociedad patriarcal. Esto significa que, por decreto, los organismos internacionales y los gobiernos nacionales no pueden “declarar” una igualdad de género, porque esto, sin un desmonte de la sociedad patriarcal, sería algo que, incluso, acrecentaría la brecha entre hombres y mujeres.

En este contexto es que toma sentido la equidad de género, una idea por medio de la cual, más que brindar a todas las personas las mismas oportunidades, se tiene el objetivo de brindar oportunidades justas, entendiendo y reconociendo que la sociedad patriarcal, y su desarrollo en los últimos milenios, ha generado una brecha tan grande, que es imposible de desconocer y de acabar, tan solo con una proclamación de igualdad. Es por esto por lo que, solo reconociendo esta brecha, se reconocen los grandes procesos históricos que han posibilitado nuestra sociedad contemporánea, y que hace que todos los géneros, partamos de situaciones diferentes respecto al acceso a derechos, oportunidades y posibilidades, situaciones que, además de estar relacionadas con nuestro género, también son atravesadas por otras variables, como nuestra raza, nuestra etnia, nuestra clase social, entre muchas otras.

Por lo anterior, es que por más que se apunte a la igualdad de género, se hacen necesarias una serie de medidas equitativas, por medio de las cuales, sin dejar de tener como norte a la igualdad de género, se reconozcan las diferencias sociales y culturales de los géneros, a lo largo de la historia. Por este motivo es que, desde distintas instancias internacionales como la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) de la Organización de Naciones Unidas en 1979, la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer de Belém do Pará, de la Organización de Estados Americanos en 1994, y La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer: Acción para la Igualdad, el Desarrollo y la Paz, de la Organización de Naciones Unidas en 1995, se insta a los estados firmantes a derogar las leyes y disposiciones que acrecienten la desigualdad de género, pero, a su vez, a encaminar los ordenamientos jurídicos, por medio de la proclamación de leyes, al reconocimiento de las desigualdades históricas, con el fin de erradicarlas.

Por lo anterior, es que en nuestro país existen leyes que castigan el feminicidio, que reconocen la violencia en contra de las mujeres como una violencia de género, que protegen laboralmente a las mujeres en estado de gestación, que potencian y fomentan la participación política de las mujeres, por medio de leyes de cuotas, que agravan muchos delitos cuando sean cometidos en contra de mujeres, en los que su identidad de género o sexo biológico haya sido un móvil para el hecho, y múltiples desarrollos jurisprudenciales encaminados a la garantía de derechos y el desmonte paulatino de la sociedad patriarcal en Colombia.

En resumen… La igualdad es siempre el objetivo final, pero la equidad es el camino por el cual se transita hacia ella. Son dos caras de una misma moneda. Como dijo Víctor Hugo, “La primera igualdad, es la equidad”.

Igualdad de género y Aldeas Infantiles SOS

Entendiendo que nuestra visión, como Aldeas Infantiles SOS es que todo niño, niña y adolescente crezca en un ambiente familiar, con amor, respeto y seguridad, estamos totalmente comprometidos con la igualdad de género. Para ello, no solo tenemos una Política de Igualdad de Género, que se aplica en todas nuestras asociaciones nacionales alrededor del mundo, sino que también nos adaptamos a las necesidades específicas de cada uno de los contextos en los cuales tenemos presencia, desarrollando estrategias de implementación de esta política, y posicionamientos regionales y nacionales que permitan un abordaje de la igualdad de género, con base en una metodología pertinente, situada ý acorde a la realidad social.

A su vez, en el camino a lograr la igualdad de género, tanto los tratados internacionales como las leyes colombianas reconocen que el principal instrumento por medio del cual se podrá lograr este objetivo es la pedagogía, la concientización y la transformación de realidades a partir del desmonte de los roles de género socialmente construidos. Por tal motivo, Aldeas Infantiles SOS, en sus servicios de acogimiento familiar, fortalecimiento familiar y ejecución de proyectos, tiene una responsabilidad muy importante, a la hora de garantizar, por medio de los acompañamientos llevados a cabo desde dichos servicios, de interrumpir el ciclo de violencias de género, empoderar a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y familias, y contribuir a la transformación de realidades por medio del desmonte de los roles de género.

Ante este reto, Aldeas Infantiles SOS es un actor clave, toda vez que el escenario en el que más se reproducen estos roles de género son¸ sin duda alguna, la crianza, el entorno familiar y comunitario. De este modo, la igualdad de género es un objetivo que tenemos como organización, y una meta que atraviesa cada planificación y ejecución que llevemos a cabo desde Aldeas Infantiles SOS.

 

Aldeas Infantiles SOS en Colombia está comprometida con el logro de la igualdad de género. Porque creemos en un mundo donde niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres desarrollen todo su potencial y vivan en un mundo que garantice sus derechos. 

 

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