Familias de acogida: un vínculo que transforma vidas
junio 10 2025

Familias de acogida: un vínculo que transforma vidas

Desde la prehistoria, los seres humanos han entendido que estar juntos es clave para sobrevivir. Aunque quizás no se entendía el concepto de familia como lo comprendemos hoy, sabían que cuidarse entre sí, compartir y protegerse era fundamental para el bienestar. 

Esa idea permanece intacta a través del tiempo. Incluso en películas animadas como Los Croods , una familia prehistórica que enfrenta peligros y cambios muestra que aferrándose a lo más esencial: su vínculo, es posible sobrevivir. Porque al final, la familia es el primer refugio. 

Pero no siempre es la familia biológica quien puede brindar ese cuidado. Por eso existen otras formas de acogimiento familiar que buscan garantizar el derecho de niños, niñas y adolescentes a crecer en un entorno protector. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estos son los principales tipos:  

  • Acogimiento en familia extensa: cuidado por parte de abuelos, tías u otros vínculos significativos. 

  • Familia de acogida: cuando el niño o niña vive temporalmente con una familia que no es la biológica. 

  • Acogimiento residencial: cuidado en hogares colectivos como centros de tránsito o albergues temporales. 

  • Alojamiento tutelado e independiente: para adolescentes que están en proceso de vivir por su cuenta, con acompañamiento profesional. 

Entre estas modalidades, las familias de acogida representan una alternativa fundamental que permite que niñas y niños que han sido separados de sus familias biológicas por situaciones de vulneración de derechos, puedan seguir creciendo en un entorno familiar, afectivo, protector y estable. Personas comprometidas se convierten en su red de apoyo, brindándoles no solo techo y alimentación, sino también cariño y atención. 

¿Cómo es una familia de acogida?  

En Antioquia, Colombia, Nancy y su familia vivieron esta experiencia por primera vez cuando acogieron a un niño de 18 meses. Aunque estuvo solo seis meses bajo su cuidado, fue la primera experiencia que le abrió paso a más niños y niñas que requerían del amor y calidez de un hogar. 

Así llegó Jaider, un bebé de 6 meses, formando parte de la familia de Nancy. Hoy, Jaider tiene 17 años, cursa décimo grado, y ha crecido rodeado de todo lo que una familia amorosa puede ofrecer: cuidado, alimentación, atención en salud, educación, protección y, sobre todo, un vínculo sólido que perdurará toda la vida.  

En Magangué, Bolívar, siete mujeres decidieron unirse para formar una red comunitaria de protección. Desde diferentes hogares, se organizaron para acoger a niñas y niños de su territorio, brindándoles sentido de pertenencia, identidad, habilidades para la vida y un apoyo que trasciende los lazos de sangre. 

Las familias de acogida pueden ser muy diferentes unas de otras, incluso a veces se convierten en comunidades, como en Magangué. Lo que las definen no es su estructura, sino el compromiso de ofrecer un entorno seguro, afectuoso y protector donde niñas, niños y adolescentes puedan crecer rodeados de amor y oportunidades. 

Crecer en un entorno de cuidado familiar  

La niñez en el mundo se enfrenta constantemente a situaciones de negligencia, violencia y maltrato. Uno de cada dos niñas y niños sufre algún tipo de violencia cada año . Ante esta realidad, surge una pregunta clave: ¿cuál es la mejor alternativa para restaurar los derechos de los niños y niñas expuestos a estas situaciones?  

Para Yamid Mabesoy, coordinadora del área de desarrollo técnico y programático de Aldeas Infantiles SOS en Colombia, la respuesta es clara: "la mejor alternativa para un niño es permanecer en un entorno familiar con condiciones que le permita tener una relación cercana, amorosa y respetuosa con quienes están a cargo de su cuidado. Tener un espacio privado, relacionarse con otros niños y niñas en entornos comunitarios y que, en la medida de lo posible, sus vidas se desarrollarán en contextos que favorecen su desarrollo emocional y personal". 

¿Quiénes pueden convertirse en familias de acogida? 

Ser familia de acogida es una experiencia transformadora y al mismo tiempo retadora. Requiere de mucho amor, paciencia, compromiso, tolerancia y capacidades de cuidado para que los niños y niñas crezcan con autoestima, autonomía y sean agentes de su propia vida.  

"Este trabajo de cuidado implica grandes responsabilidades. Cuando una familia manifiesta que quiere convertirse en familia de acogida, debe pasar por un proceso que garantice que cuenta con las condiciones emocionales, psicosociales y la estabilidad necesaria para desempeñar este rol", explica Yamid. 

Este proceso ha sido acompañado por Aldeas Infantiles SOS en Bolívar, Nariño y Antioquia, a través de un equipo capacitado de trabajadores sociales y psicólogos, quienes evalúan si la familia cuenta con las siguientes condiciones:  

  • Habilidades y competencias para la crianza 

  • Nivel educativo mínimo: bachiller 

  • Fuente de ingresos estable 

  • Una red de apoyo sólida 

  • Buen estado de salud emocional y mental. 

  • Condiciones adecuadas de vivienda 

  • Contexto social que facilita el acceso a educación, cultura y recreación. 

  • Visita al hogar y entrevistas familiares. 

  • Aplicación de pruebas psicotécnicas. 

Cada integrante del hogar participa activamente en este proceso, porque acoger a un niño o niña es una decisión colectiva, que transforma la vida de quien llega y también de quienes abren la puerta de su hogar. 

Una vez realizado el proceso, Aldeas Infantiles SOS remite la información al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entidad encargada de determinar si la familia es idónea para hacer el acogimiento familiar de niños, niñas y adolescentes bajo medida de protección. 

Fortalecimiento y reunificación familiar: una apuesta de Aldeas Infantiles SOS 

Seguramente muchos se preguntarán: si me convierto en familia de acogida, ¿por cuánto tiempo cuidaré al niño o niña? Esta respuesta puede variar. En el caso de Nancy y Jaider han sido 17 años.  

Sin embargo, "la apuesta principal del programa es que los niños y niñas puedan regresar con su familia de origen, siempre y cuando esta haya superado las situaciones que dieron origen a la medida de protección y puedan ofrecer un entorno seguro y afectivo. Cuando esto no es posible, se considera una medida de adopción como alternativa definitiva para garantizar el derecho a crecer en una familia", afirma Yamid.  

La reunificación familiar, se da cuando un niño, niña o adolescente regresa seguro a su familia de origen, pero eso no es suficiente. Por eso en Aldeas Infantiles SOS hablamos de un proceso que inicia con la reunificación y debe ser acompañado para lograr el reintegro familiar, que se logra cuando han transcurrido al menos seis meses y las condiciones de protección y cuidado se han restablecido. Esta es una de las grandes apuestas de Aldeas Infantiles SOS. Por eso, en el servicio de familias de acogida incluye el fortalecimiento familiar que busca acompañar a las familias de origen de los niños y niñas, en el proceso de reunificación y reintegro a través de capacitaciones y talleres para fortalecer sus capacidades de cuidado y garantizar que sea un entorno seguro y protector para sus hijos e hijas.  

Ahora bien, cuando las condiciones no están dadas y las familias no son entornos garantías de derechos es el Estado colombiano el responsable de definir la situación del niño o niña, por ejemplo, declarándolo en condición de adoptabilidad.  

En cualquier caso, las familias de acogida son un puente de esperanza mientras se restablecen los derechos y se construyen nuevas oportunidades para los niños y las niñas. 

 

Aldeas Infantiles SOS es una ONG con presencia global. En Colombia trabaja en 14 departamentos del país para que los niños, niñas y adolescentes crezcan rodeados de amor, oportunidades y vínculos protectores. 

 

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